¿Alguna vez te diste verdaderamente cuenta de que el tiempo
va a seguir? El mismo tiempo que nos acompaña, en el que proyectamos nuestras
vidas, en el que situamos nuestros planes. En unos meses, en unos años que se
van a ir haciendo siglos, y milenios. ¿Alguna vez pensaste que alguna vez ya van
a haber pasado millones de años después de nosotros? Yo podría jurar que cada
instante es tan real, casi material, que podría agarrarlo con los dedos de las
manos, que podría tenerlo y mirarlo. Pararlo. Juraría que cada momento es
eterno, que somos inmodificables. Capáz Dalí lo entendió mejor que yo cuando
pintaba relojes blandos, que se derretían, que se iban diluyendo, que se iban
deformando.
¿Alguna vez te preguntaste qué pasará con esos momentos que creemos tener entre las manos? ¿Qué será de nosotros mismos en unos minutos o unos cientos o miles de años? ¿Qué pasará con la realidad que nos creamos? ¿Adónde nos vamos cuando nos derretimos como relojes blandos?
¡Qué ilusa soy al caer en la ilusión de que no cambio! ¡Cuántas veces creí que podía congelar un momento y mantenerme, casi inmóvil, inalterable, inextinguible! Y sin embargo acá estoy, y ya soy otra, y ya me fui, y ni siquiera estoy segura de recordarme tal cual fui.
¿Alguna vez te preguntaste qué pasará con esos momentos que creemos tener entre las manos? ¿Qué será de nosotros mismos en unos minutos o unos cientos o miles de años? ¿Qué pasará con la realidad que nos creamos? ¿Adónde nos vamos cuando nos derretimos como relojes blandos?
¡Qué ilusa soy al caer en la ilusión de que no cambio! ¡Cuántas veces creí que podía congelar un momento y mantenerme, casi inmóvil, inalterable, inextinguible! Y sin embargo acá estoy, y ya soy otra, y ya me fui, y ni siquiera estoy segura de recordarme tal cual fui.
Salvador llamó a su celebre cuadro “La Persistencia de la
Memoria”. ¿Persistiremos aún después de haber cambiado, aún después de haber
sido olvidados?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ponle la cola al chancho